jueves, 24 de enero de 2013



CONTENIDOS PSICOLOGICOS DE LA ADOLESCENTE EMBARAZADA:
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Aceptación del embarazo: No más de un tercio de las adolescentes embarazadas ha deseado el embarazo y lo acepta en su totalidad. Se acepta que un diagnóstico precoz favorece un mejor control médico-social del tema y un abordaje más adecuado por el entorno familiar. Ya PEARSON mostró que dos tercios de las adolescentes embarazadas esperaban más de cinco semanas, tras la última regla, para someterse a un diagnóstico de embarazo; cuestión que se comprueba en nuestro país al detectar que deciden acudir a la consulta para someterse a un aborto entre la 9-12 semanas de gestación. Esta situación origina dos tipos de problemas sanitarios y sociales de especial relevancia:
1º Cuidado del embarazo y su repercusión en el pronóstico perinatal: En España se ha realizado un trabajo en este sentido cuyos autores, GOMEZ CARRASCO & DIEZ, coinciden básicamente con un clásico del tema, ZUCKERMAN, cuyo resultado más importantes es: la maternidad adolescente es un marcador de dificultad y desventaja social más que un factor de riesgo independiente. Sin embargo la maternidad por debajo de los 15 años constituye un riesgo de prematuridad y bajo peso. Se ha descrito que la maternidad en las adolescentes origina un mayor impacto para tener hijos/as con retraso físico y mental, es un factor de riesgo para presentar mayor proporción de malos tratos. También durante el embarazo las madres adolescentes presentan mayor posibilidad de padecer más toxemias, amnionitis y placenta previa. Pero como existe un elevado porcentaje de embarazos no deseados, se incrementa la tasa de abortos, abandonos prematuros de la educación materna e incremento de la tasa de embarazos posteriores.
2º Repercusiones psicológicas: No reconocer el embarazo y posponer las decisiones, constituyen una forma de negación. La adolescente no confía en nadie: utiliza el disimulo en los vestidos, no suelen presentar los síntomas comunes de otras mujeres embarazadas (p.e. vómitos, nauseas, caprichos alimenticios o de otro tipo), tampoco suele acudir de entrada a su médico con lo que se sitúa en el límite legal para acudir a la interrupción del embarazo, en otros casos algunas adolescentes abandonan su familia por temor a ser descubierto. Hasta un 10% de los embarazos de adolescentes en el Reino Unido pasan desapercibidos hasta el final de la gestación, además este proceso es independiente de la clase social de pertenencia de la familia.
La vivencia del embarazo en la adolescente:Tal como señaló H. DEUTSCH, algunas reacciones emocionales que experimentan las adolescentes durante el embarazo, son activadas plenamente por los obstáculos sociales. El deseo de igualar a la propia madre se encuentra presente en toda niña y, en particular, el deseo de rivalizar con ella en la maternidad; la pubertad y el comienzo de la adolescencia reactivan este proceso y pueden originar que el deseo consciente o inconsciente de un niño/a pueda ser más fuerte que los argumentos racionales, de carácter esencialmente social, que se oponen a ello (DEUTSCH).
Hoy día existe una disociación muy importante entre función fisiológica de la reproducción y el placer sexual, lo que puede originar en muchos jóvenes que el desconocimiento u ocultación de la posibilidad de embarazo sea una realidad. Esta tendencia al placer favorece poco a los más jóvenes y sobre todo a las clases sociales más desfavorecidas, dada su evidente dificultad para los procesos de sublimación, por lo que su paso al acto es mucho más sencillo.
La relación prenatal con el bebé puede ser positiva, cuanto menos oscilante, como en otras edades. Para DESCHAMP es frecuente ver alternarse o coexistir de forma ambivalenteuna reacción posesiva ("el niño es mío", "es lo único que poseo") y una reacciónagresiva ("me deforma el cuerpo", estoy estropeada, tan joven"); reacciones de agresividad que se relacionan con determinados comportamientos (p.e. no seguimiento correcto del embarazo, negativa a alimentarse). El punto común de estas reacciones se sitúa en la falta de proyectos sobre el niño/a, NOEL lo interpreta como que ese niño/a es un objeto de valoración narcisista por eso, al aparecer el contraste tras el nacimiento: el niño/a es similar a todos los demás (p.e. llora, aspecto rojizo, descamación cutánea), la madre adolescente va a precisar más apoyo que otras mujeres.
Muchas de las conductas de la adolescente embarazada pueden deberse a unsentimiento de culpabilidad, ya que la tolerancia social actual pone en evidencia que solo es tolerancia y falta aún mucho camino. La adolescente embarazada se sientedesvalorizada y viven el embarazo como un castigo por su conducta sexual, lo que afecta en grado sumo a la autoestima.
Tomar decisiones: ¿continuar el embarazo? ¿abandonar al RN?: El conjunto de las condiciones psíquicas, mencionadas con anterioridad, dominadas por la ambivalencia es lo que favorece comprender las dificultades manifiestas a la hora de tomar decisiones sobre el porvenir del embarazo y del RN. Por ejemplo, aceptar el aborto supone para la joven adolescente admitir el fracaso de una situación que tiene un cierto carácter reivindicativo y punitivo para con el entorno. En este sentido hay que saber presentar la posibilidad, no invadir a la adolescente, respetar su decisión, pero orientarla como guía, apoyo y con gran respeto. Similar ocurre con dar el niño/a para adopción, ya que la simple idea de abandonar al hijo/a tras el nacimiento le escandaliza y le duele más que el aborto, si cabe.
Los datos que se poseen nos hacen afirmar que son las adolescentes más maduras emocionalmente las que consiguen dar el niño/a para adopción al centrar un proyecto realista para el bebé. DEUTSCH lo sintetiza diciendo: "las adolescentes menos maduras son precisamente las que luchan por conservar a su hijo. Es una lucha de posesión que no difiere de la lucha por un juguete deseado". Nos referimos aquí al trabajo de MERZOWEYL, en el que siguió durante 10 años a 50 mujeres: el 6% fueron niños/as dados en adopción; del resto el 32% recurrían a los Servicios de Atención para la Infancia y solo el 18% de las madres adolescentes consiguieron ocuparse de forma eficaz de sus hijos/as; destacaba este autor que lo más importante era la buena impresión que habían dado 10 años antes las mujeres que abandonaron a sus hijos/as y la pobre impresión de las que posteriormente, sin abandonar al hijo/a, le habían impuesto una vida inestable.
No debería pronunciarse la palabra abandono a la hora de orientar a una adolescente embarazada, sino que se debe asegurar a la adolescente que tiene la oportunidad de confiar a su hijo/a a una pareja que va a asegurar todas las posibilidades de desarrollo a su hijo/a. Esto hace que se aborde el problema de la adopción en términos positivos y precisa una labor continuada, por lo que la decisión urgente no debe ser tomada. Como dato para pensar nos debemos plantear aquellos niños/as que permanecieron con sus madres adolescentes y que, al cabo de unos años, son abandonados o son objeto de malos tratos con lo que esas condiciones hacen más difíciles la adopción.
La adolescente embarazada y la actividad escolar:Si los COF están orientados para parejas y matrimonios, los centros escolares están orientados para sujetos no casados ni jóvenes embarazadas. Por ello no es extraño que una de cada cuatro adolescentes abandone sus estudios como consecuencia del embarazo. Esta situación evidencia, cuanto menos, algunos puntos de reflexión:
1º No es extraño, aún en nuestros días, que en algunos centros escolares se expulse a adolescentes embarazadas. Continúa la presión social y el temor al "mal ejemplo" o la molestia emocional que representa tener una compañera embarazada.
2º Sea por abandono y por expulsión, la joven adolescente embarazada se enfrenta a un incremento de las dificultades para acceder a un empleo digno que facilite la educación de su hijo/a, con lo que agrava sus dificultades, intensifica el aislamiento, favorece la marginación y cortan el acceso cultural, con lo que el sentimiento de culpabilidad y la baja autoestima afectan de forma muy evidente a la joven adolescente embarazada.




3º Este sería un tema que debería ser abordado con seriedad y rigor por las autoridades educativas e incluirse en la futura Ley de Derechos de la Infancia y la Adolescencia, ya que la recientemente aprobada no lo ha explicitado totalmente: respeto y apoyo son los dos únicos pilares sobre los que asentar la intervención en estos casos.